¡Toros, sí!
(Y toreros… ¡También!)
Por Oscar Juárez Posadas.
Mucho se ha hablado en los días recientes sobre un tema que es polémico y controversial a la vez; y se trata de nueva cuenta de la prohibición al espectáculo taurino. Sí, espectáculo, porque por su naturaleza no podríamos equipararlo a un deporte.
Cabe resaltar que la idea de un espectáculo se definiría como todo aquel acto destinado a la diversión de un grupo de gente que se reúne en un lugar determinado para celebrarlo. Si utilizamos la palabra en un sentido más amplio, nos referiríamos a “todo aquello que es capaz despertar la atención de una importante cantidad de gente, especialmente cuando se trata de algo que por sus características consideradas como únicas despierta el asombro y la admiración de quien lo presencia“
Si de acuerdo a esto último, donde la actividad taurina puede catalogarse como otro tipo de espectáculo (Al igual que podría considerarse al cine, teatro, conciertos, deportes, etc), ¿Cuál será el verdadero motivo para que un grupo minoritario de personas intente socavar una práctica tradicional que genera miles de empleos formales a su alrededor y que en su concepto más puro puede considerarse como una expresión artística declarada como Patrimonio Cultural?
Quiero pensar que por su concepto y desarrollo las corridas de toros no estén destinadas para todo tipo de personas, sin embargo eso tampoco es pretexto para que de tajo se termine con la que se ha denominado como “La más bella de todas las fiestas”; y la única actividad artística, que por si misma, a su vez es capaz de generar todo tipo de manifestaciones artísticas a su alrededor (simplemente, “el arte del arte taurino”).
Los tiempos cambian, las ideas evolucionan. Pero la cultura está ahí, como un referente histórico y como la memoria de un pueblo.
La tauromaquia es cultura; y las corridas de toros, como expresión artística que forma parte del mundo de la tauromaquia, por ende también lo es.
Como un derecho humano tenemos la potestad de recibir educación (cultura). Como parte de un derecho humano vivimos en un mundo de libertades, entre ellas la de elegir. Pero también debemos considerar como derechos universales las libertades de asociación; de manifestación de ideas; y la del desarrollo de toda actividad, siempre y cuando ésta sea lícita.
Por ello la Suprema Corte de Justicia de la Nación en salvaguarda (protección) de estas garantías individuales en su momento falló a favor de la restitución de toda actividad taurina en la Ciudad de México, dejando suspendida la prohibición que un colectivo de personas interpuso como una medida de “protección animal” ante un tribunal local; situación que permitió la reanudación de la Temporada Grande en el “Coso de Insurgentes”, la Monumental ‘Plaza de Toros México’. La más reciente es el caso donde otra resolución judicial permitirá que de nueva cuenta se realicen corridas en la plaza ‘Nuevo Progreso’, de la ciudad de Guadalajara (Jalisco, México).
Pero la lucha incesante por la prohibición continúa. El más reciente caso es el de Colombia, donde una iniciativa constitucional indica que para el 2027 cesará toda actividad taurina en el país sudamericano, misma que se irá aplicando región por región. Y dentro de esa lucha hay lugares donde la tradición se niega a morir y se ha recuperado el terreno perdido gracias a las acciones emprendidas por los colectivos para la defensa de la actividad taurina.
En alusión a lo anterior, en España los registros de las actividades en las pasadas Ferias de Abril en Sevilla y de Mayo en Madrid, indicaron que la fiesta brava se está reposicionando al grado de que la afición asiste cada vez más en grupos de jóvenes y registrando la mayor de las entradas en toda su historia.
Francia y Portugal no son la excepción, inclusive en el primero la fiesta brava ya ha sido declarada como ‘Patrimonio Cultural’.
No nos confundamos. Porque los grupos de supuesta defensa no se están moviendo solos. Es decir, buscan un beneficio en común donde su principal objetivo es generar “Ambientalismo de moda”, y con ello buscar “posiciones”, lo que los convierte en mercenarios de puestos políticos principalmente. Unos, paradójicamente con violencia física, tratando de eliminar una práctica que consideran violenta; y los otros, solo son “Guerrilleros de internet” y que luchan por la defensa de algo que ignoran y que generalmente hacen “por estar a la moda”, pasando por inadvertidas las verdaderas causas que afectan al planeta (con la ignorancia del tema también, por supuesto). Pero ambos encaminando sus acciones tratando de terminar con una actividad que brinda grandes aportaciones al medioambiente y que sin ella no solo destinaría a la extinción del toro bravo, del toro de lidia, de “el Rey de la Fiesta”; sino también pondría en riesgo la salud del ecosistema, vital para la supervivencia del ser humano en general.
Este último tema lo trataremos con mayor detalle en futuras emisiones.
Es un placer estar una vez más con ustedes.
Oscar Juárez Posadas
Jurisconsulto especialista en Derecho Económico
Analista Político
Director Editorial e Imagen